Imperfecciones cristalinas
¡Hola de nuevo!
Como
introducción a los sistemas de deslizamiento que discutimos en la entrada
anterior, mencionamos la existencia de pequeñas anomalías a nivel atómico en
las estructuras cristalinas: las dislocaciones. En esta entrada veremos que las
dislocaciones son uno de tres tipos de imperfecciones que se pueden presentar
en estas estructuras y caracterizaremos los dos tipos restantes. Como siempre,
esperamos que nuestro trabajo les sea de provecho y pueda ayudarlos a entender
mejor el contenido.
¿A
qué llamamos imperfecciones cristalinas?
Si definimos formalmente una
imperfección cristalina, esta es una “irregularidad de red en la cual una más
de sus dimensiones son del orden de un diámetro atómico” (Callister, 2005, pp.
72).
¿Y
esto qué significa?
Pues, hasta ahora hemos asumido que
los cristales presentan en todas sus direcciones un ordenamiento perfecto de
sus átomos. Sin embargo este no es el caso. En la vida real los cristales
perfectos no existen y todos los materiales presentan algún tipo de defecto a
nivel atómico que puede alterar de manera significativa sus propiedades físicas
y mecánicas.
Este impacto no siempre es malo y de
hecho, muchos materiales de ingeniería se consiguen insertando en la red
cristalina cantidades controladas de defectos particulares (Callister, 2005, pp.
72).
Las imperfecciones cristalinas se
clasifican según su forma y geometría (o las dimensiones del defecto), y según
Smith (2004, pp. 143) y Callister (2005, pp. 72) esencialmente de tres tipos:
- Defectos puntuales o de dimensión cero. Estos están asociados con una o dos posiciones.
- Defectos de línea o de una dimensión. Estas son las llamadas dislocaciones.
- Defectos de superficie, que incluyen superficies externas (interfaciales) y superficies de límite de grano.
Podría incluirse en la clasificación
las impurezas en los sólidos, en el caso que átomos de agentes extraños estén
presentes en la red como defectos puntuales (Callister, 2005, pp. 72), y
también los defectos macroscópicos tridimensionales (de volumen), entre los que
se encuentran los poros, fisuras e inclusiones (Smith, 2004, pp. 142).
Defectos
puntales
Según
Askeland (1998, pp. 87) “son discontinuidades de la red que involucran uno o
quizás varios átomos”. Las imperfecciones cristalinas puntuales pueden surgir
cuando el material se calienta, puesto que los átomos adquieren energía y
empiezan a moverse; o durante el procesamiento del material, donde las
impurezas, o la aleación del material con otros elementos resulta en una
alteración del orden natural de la red cristalina.
Los
defectos puntuales pueden ser de dos tipos: vacantes e intersticiales.
Vacantes
Son
espacios vacíos en las redes cristalinas, normalmente ocupados por un átomo
ahora ausente. Según Smith (2004, pp. 143), “pueden producirse durante la
solidificación como resultado de perturbaciones locales durante el crecimiento
de los cristales, o por las reordenaciones atómicas en un cristal ya existente
debido a la movilidad de los átomos”.
Además,
en los metales pueden producirse vacantes como efecto de la deformación
plástica y cuando se enfría rápidamente el material a través de un gradiente de
temperatura muy grande. También se producen cuando se bombardea el material con
partículas de alta energía.
El
número de vacantes Nv presentes en un material en equilibrio es una función de
la temperatura, y está dada por la siguiente ecuación:
Aquí:
Extraído de: Introducción a la Ciencia e Ingeniería de Materiales 3° edición. pp. 72 (2005) Callister, William. |
- Nv es el número total de vacacias por cm3.
- N es el número total de lugares ocupados por átomos en la red.
- Qv es la energía de activación, es decir, la energía en forma de vibración requerida para que un átomo deje su lugar y se forme una vacante.
- T es la temperatura absoluta medida en Kelvin (K).
- K es la constante Boltzmann, o de los gases y su valor es de 1,38*10-24 J/átomos-K.
Como
indica la ecuación, el número de vacantes en la red cristalina varía
exponencialmente con la temperatura, por tanto, a temperatura ambiente existen
muy pocas vacancias. En los metales, la cantidad de vacantes que existen en
estado de equilibro es aproximadamente 1 átomo en 10 000.
Cuando
las vacantes no están en equilibro, estas tienden a juntarse y formar hoyos
grandes en la red, denominados “aglomerados”. Según la cantidad de vacantes que
se junten pueden formarse divacantes o trivacantes.
A la izquierda: defecto vacante. A la derecha: defecto intersticial. Extraído de: Ciencia e Ingeniería de Materiales 3° edición, pp. 143 (2004) Smith, William. |
Intersticialidad
o autointersticial
Como
hemos visto en entradas anteriores, las redes cristalinas no son enteramente
compactas. Debido a la forma de los átomos y la consecuente imposibilidad de
átomos de un mismo tipo se toquen punto a punto, existen agujeros vacíos en las
redes a los que llamamos intersticios.
Un
defecto autointersticial sucede cuando un átomo de un cristal ocupa un
intersticio entre los átomos de su entorno, que ocupan posiciones atómicas
normales en la red cristalina. A diferencia de los defectos vacantes, las
imperfecciones autointersticiales generalmente no ocurren de forma natural
porque los átomos que se insertan en los intersticios son demasiado grandes y
generan una distorsión estructural significativa. Por esto, son frecuentemente introducidas en
la estructura cristalina por irradiación.
Defecto
de Schottky
Al
igual que el defecto de Frenkel, que veremos más adelante, el defecto de
Schottky se produce en cristales iónicos, es decir, que están compuestos por
átomos cargados positiva o negativamente. En este tipo de estructuras las
imperfeciones puntuales son más complejas, puesto que debe mantenerse la
neutralidad eléctrica en el material (Smith, 2004, pp. 144).
Una
imperfección de Schottky se produce cuando dos iones de carga opuesta abandonan
su lugar en el cristal, lo que produce una divacante aniónica-catiónica.
Defectos de Frenkel y Schottky. Extraído de: Ciencia e Ingeniería de Materiales 3° edición, pp. 143 (2004) Smith, William. |
Defecto
de Frenkel
Tiene
lugar cuando un ión abandona su lugar en la red (vacante) y se inserta en un
intersticio (defecto autointersticial). La imperfección de Frenkel también
recibe el nombre de defecto vacante-intersticio.
Los
defectos de Frenkel y Schottky aumentan la conductividad térmica del material
(Smith, 2004, 144).
Impurezas
en sólidos
Átomo sustitucional pequeño. Extraído de: Ciencia e Ingeniería de los Materiales 3° edición pp. 88 (1998) Askeland, Donald. |
Dentro
de este campo tenemos las imperfecciones sustitucionales, que suceden cuando un
átomo de otro tipo ocupa el lugar de un átomo en la red cristalina. La
presencia de átomos extraños en la red puede producir deformaciones en esta, ya
que si el átomo sustitucional es más grande que los átomos de la red, los
átomos circundantes se comprimen; en cambio, si es más pequeño, los átomos
circundantes se tensan. Este tipo de imperfecciones puede darse accidentalmente
o de manera intencionada, a fin de alterar las propiedades del material.
|
En
materiales con enlaces iónicos pronunciados, puede producirse un defecto
puntual importante cuando un ión reemplaza a otro con carga distinta. Esto
produce una carga positiva o negativa (según sea el caso del ión reemplazante)
en el material, que se ve forzado a crear una vacancia adicional para mantener
el equilibrio de cargas (Askeland, 1998, pp. 89).
¿Por
qué son importantes los defectos puntuales?
Recordemos
el cuento de la princesa y el guisante, o la manera en que los libros se apilan
en un estante. Cuando se introdujo el guisante entre las capas de colchones de
plumas, éste generó una distorsión en los colchones, un bulto pequeñísimo pero
significativo que impedía dormir a la princesa. De la misma manera, si
colocamos un libro al final de una fila de libros en un estante, todos los
libros apilados se desplazarán para hacer espacio al recién colocado.
Esto
mismo pasa con los defectos puntuales. Una vacante, un defecto autointersticial
o uno sustitucional puede distorsionar la estructura de la red cristalina,
potencialmente a lo largo de cientos de espaciamientos atómicos a partir del defecto.
En relación a otras imperfecciones, si
un defecto lineal se mueve en las cercanías generales de uno puntual, se
necesitará un esfuerzo mayor para que la dislocación venza al defecto,
incrementándose de esta manera la resistencia del material (Askeland, 1998,
pp. 90).
Defectos
lineales
Puedes
revisar todo sobre las dislocaciones y su efecto sobre los sistemas de
deslizamiento en nuestra entrada sobre sistemas de deslizamiento.
Defectos
de superficie
Durante
la solidificación de un cristal, muchos átomos se aglomeran en distintos “núcleos”,
que se encuentran en partes distintas del mismo charco de material. Estos
núcleos tienen la misma estructura cristalina, sin embargo, crecen en
direcciones distintas y por ende, cuando finalmente se unen para formar el
cristal, hay cierta desalineación en sus orientaciones que ocasiona que no
encajen perfectamente.
Los
defectos superficiales son las fronteras que separan a un cristal en regiones
que tienen la misma estructura cristalina pero difieren en su orientación
cristalográfica (Askeland, 1998, pp. 93). Estos incluyen superficies externas,
límites de grano, límites de macla, defectos de apilamiento y límites de fase
(Callister, 2005, pp. 81).
Superficies
externas
Constituyen
una imperfección porque los átomos que se encuentran en la superficie están
enlazados a otros átomos sólo por un lado, en este sentido, tienen un número de
coordinación menor y un nivel de energía más alto que los átomos que se encuentran
en el interior del cristal (Smith, 2004, pp. 147).
La cantidad de enlaces no
realizados para los átomos superficiales hace a la superficie más reactiva y
susceptible a la erosión. Estos factores también afectan la textura de la
superficie e incluso ocasionan la aparición de pequeñas muesca (Askeland, 1998,
pp. 92).
Límites
de grano
Límites de grano.Extraído de: Ciencia e Ingeniería de los Materiales 3° edición pp. 93 (1998) Askeland, Donald |
Son
la superficie de contacto entre dos pequeños cristales (granos) del mismo
material policristalino, que tienen la misma estructura cristalina pero
diferentes orientaciones cristalográficas. En los metales, como mencionamos
antes, los límites de grano se generan durante el proceso de solidificación, “cuando los cristales formados desde
diferentes núcleos crecen simultáneamente juntándose unos con otros”
(Smith, 2004, pp. 147). En los límites de grano se observa cierto
desalineamiento en la transición entre un cristal y otro, pues la orientación
cristalina de un grano es generalmente distinta a la del grano vecino. En este
sentido, en la región fronteriza entre dos granos, los átomos no se encuentran
correctamente espaciados. Esto deviene en el surgimiento de una región de
compresión cuando los átomos están muy cerca unos de otros, y en una región de
tensión cuando están más alejados de lo normal (Askeland, 1998, pp. 92-93).
Lógicamente, esto genera un aumento de energía en la región del límite de
grano.
Cuando
los límites de grano son de estructura abierta y su nivel de energía es alto,
la región fronteriza entre dos granos se convierte en una zona favorable para
la nucleación y el crecimiento de precipitados. Estos factores también
promueven una difusión atómica rápida en las regiones límite. A temperatura
ambiente, los límites de grano disminuyen la capacidad de los cristales de
deformarse plásticamente, por lo que el movimiento de las dislocaciones en
estas regiones es difícil (Smith, 2004, pp. 148).
Los
límites de grano presentan un nivel de energía similar al de la energía
superficial porque no todos los átomos a lo largo del borde del grano están
enlazados a otros átomos. Este nivel de energía es función del ángulo de
desorientación entre los dos granos y será mayor cuanto mayor sea el ángulo. En
consecuencia, los límites de grano son más reactivos que los propios granos.
Además, estas zonas son más susceptibles a la segregación de impurezas a lo
largo de ellas.
Cabe
destacar que la energía interfacial es menor en materiales con granos grandes
porque la el área total del límite de grano es menor. Sin embargo, cuando se eleva
la temperatura los granos crecen para disminuir la energía total del límite de
grano.
A
pesar de su disposición aleatoria y desordenada, la presencia de límites de
grano y la consecuente ausencia de enlace completo en átomos a lo largo de
ellos aumentan la resistencia de los materiales policristalinos. Esto se debe a
fuerzas cohesivas dentro y a través de los límites (Callister, 2005, pp. 82).
Esquema de límites e grano de ángulos pequeño y grande y posiciones atómicas adyacentes. Extraído de: Introducción a la Ciencia e Ingeniería de Materiales, pp. 81 (2005). Callister, William |
Límite
de grano de ángulo pequeño
Según
Askeland (1998, pp. 96) “es un arreglo de dislocaciones que produce una pequeña
desviación de la orientación cristalográfica entre redes adyacentes”.
Los
límites de grano de ángulo pequeño pueden formarse por la unión de dos
dislocaciones de cuña, en cuyo caso se denominan límites de inclinación, con un
ángulo de desorientación θ. Así pues, las dos regiones adyacentes
parecen desorientarse o inclinarse.
Estos
defectos superficiales también pueden formarse cuando una red de dislocaciones
helicoidales (de tornillo) crea un límite de torsión en ángulo agudo, en cuyo
caso el defecto se denomina límite de grano de ángulo pequeño torsionado.
En
ambos casos, las regiones del cristal que se separan por estos defectos son
llamadas subgranos (Callister, 2005, pp. 82).
El
ángulo de los límites de grano de ángulo pequeño es generalmente inferior a los
10°. Si el arreglo de dislocaciones es particularmente denso, el ángulo del
defecto irá aumentando. En todo caso, si alcanza o sobrepasa los 20° de
inclinación deja de catalogarse como un límite de grano de ángulo agudo y se
clasifica como un límite general de grano (Smith, 2004, pp. 149).
Los
límites de grano de ángulo pequeño son zonas de alta energía debido a las
distorsiones de la red. Como en los límites de grano genéricos, la presencia de
estos defectos tiende a endurecer el metal y por ende, a dificultar el movimiento
de las dislocaciones; sin embargo, debido a que su nivel de energía es más bajo
que el de los límites de grano generales, no son tan eficaces en esta labor
(Askeland, 1998, pp. 95-96).
La
magnitud de la energía superficial presente en los límites de grano de ángulo
pequeño es función del ángulo de desorientación, siendo mayor cuanto más
elevado es el ángulo del límite (Callister, 2005, pp. 82).
Límites
de macla
Microfotografía de maclas dentro de un grano de latón (x250). Extraído de: Ciencia e Ingeniería de los Materiales 3° edición pp. 97 (1998) Askeland, Donald |
Según
Callister (2005, pp. 83) “es un tipo especial de límite de grano a través del
cual existe una simetría de red especular”. Más claramente, un borde de macla
es un plano que separa dos partes de un grano; estas difieren ligeramente en su
orientación cristalográfica y se reflejan a través de dicho plano: los átomos
de un lado del límite son imágenes especulares de los átomos del otro lado.
Estos
bordes gemelos se generan mediante la deformación plástica del material que se
produce al aplicar sobre él fuerzas mecánicas cizallantes (maclas mecánicas o
de deformación). También pueden aparecer por tratamientos términos recocidos
posteriores a la deformación (maclas de recocido o templado). En el primer caso
—típico de los metales BCC y HCP—, los átomos se desplazan producto de
la deformación, en el segundo —natural de metales FCC—, los átomos vuelven a situarse en el
cristal deformado durante el proceso de cristalización (Callister, 2005, pp.
83).
Las
maclas se forman en pares, y ocurren, como las dislocaciones, en planos
cristalográficos definidos y en direcciones específicas que dependen de la
estructura cristalina.
Como
los límites de grano, los límites de macla contribuyen positivamente a la
resistencia del material, por cuanto dificultan el fenómeno de deslizamiento.
Sin embargo, el movimiento de estos bordes también puede derivar en la
deformación el metal (Askeland, 1998, pp. 96).
Fallas
de apilamiento
Son
errores en la secuencia de apilamiento de planos compactos producto del crecimiento
de un material cristalino, del colapso de un grupo de átomos vacante o de la interacción
de dislocaciones (Smith, 2004, pp. 150).
Bibliografía
- Askeland, D. (1998) Ciencia e Ingeniería de los Materiales 3era edición. International Thomson Editores. México, México.
- Callister, W. (2005). Introducción a la Ciencia e Ingeniería de Materiales. Editorial Reverté. Barcelona, España.
- Smith, W. (2004). Ciencia e Ingeniería de Materiales 3era edición. McGraw-Hill. Madrid, España.
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